Conoce las causas y consecuencias del acné
El acné es uno de los trastornos de la piel más comunes. Por consiguiente, se trata de una prioridad en las clínicas de dermatología. Te contamos las claves de esta alteración de la piel para que puedas saber cómo se afronta. Presta atención.
Según la clínica del acné, ¿cuáles son las causas de este inconveniente en la piel?
En primer lugar, has de tener en cuenta que esta manifestación surge debido a que los folículos pilosos son obstruidos por células muertas o un exceso de materia grasa. Por eso mismo, los puntos blancos y negros, las pústulas y los granos tienden a aparecer en las zonas donde más glándulas sebáceas tenemos. Nos referimos, por ejemplo, a la cara, al pecho y a la espalda.
Por otro lado, esta interposición de la grasa en las zonas en donde tendrían que salir pelos se mezcla con otros factores coadyuvantes de este trastorno de piel. La presencia de bacterias y procesos inflamatorios está detrás del incremento de la virulencia de este fenómeno.
Asimismo, los desajustes hormonales aumentan la formación de grasa, problemática más habitual en la adolescencia (entre los 15 y 25 años). Esta influencia de los cambios hormonales se hace más patente en las mujeres, sujetas a unos ciclos hormonales más largos y agudos. Por esa razón, pueden llegar a visitar la clínica del acné hasta edades cercanas a los cuarenta años.
Por último, hay hábitos que, sin desencadenar estas obstrucciones grasientas, pueden contribuir a exacerbarlas. En este sentido, conviene ser cautos respecto al consumo de ciertos medicamentos, alimentos y altos niveles de estrés. Asimismo, está comprobada una predisposición de origen genético a la hora de padecer este cuadro.
¿Qué observan los dermatólogos para reconocer el acné?
Los especialistas en dermatología identifican claramente las marcas que deja esta enfermedad en el rostro y otras partes del cuerpo. Los síntomas tienen que ver con la localización de poros tapados y abiertos que se cierran (los puntos blancos y las espinillas negras), granos, nódulos y quistes (estos dos últimos, debajo de la piel).
Cada una de estas alteraciones tiene un proceso de evolución distinto. Su curación natural implica que se sequen y se produzca la descamación de las pieles circundantes. Sin embargo, se pueden dar complicaciones relativas a la aparición de picores, brotes de pus y enrojecimiento.
Por lo tanto, es preciso consultar a los dermatólogos acerca de esta circunstancia. Las secuelas más graves tienen que ver con la formación de cicatrices y marcas (hipo e hiperpigmentación). Además, estas afecciones suponen un notable daño en la autoestima.
Los tratamientos de la dermatología
Finalmente, vale la pena recordar que existen medicamentos para tratar los casos leves y moderados, mediante exfoliantes y componentes como el peróxido de benzoilo. Los más graves, por su parte, pueden requerir antibióticos e incluso tratamientos sistémicos y quirúrgicos. El paciente puede ayudar con rutinas de limpieza, uso adecuado de bloqueadores o maquillajes para pieles grasas.